El escritor dominicano conversa con estudiantes de la Universidad de Puerto Rico en Cayey con motivo de la discusión de su novela El mal del tiempo.
Poema
Si comienzo a escribirte
No creas que sé como terminar.
Si aguanto los ojos, su calor,
Su silencio. Te pienso, te busco,
Te veo en mis sueños.
Me pienso de pie frentea esa ventana,
Donde oteabas el futuro.
Yo orgulloso te miraba,
Ahora soy yo el que intenta mirar
A través de mis lágrimas.
Te busco porque no sé dónde estás.
Te siento porque me enseñaste
Que aun con garras sabes acariciar.
Te creía con nombre japonés
Pero te llamabas Ternura.
Te lloro. No lo niego.
Desde hace un año me esperabas
Cada tarde. Pedías que tocara tu piel,
Suave delicada. No sabías de reproches.
En la ventana contigo.
Recuerdas aquella mañana que te sorprendí,
Me besabas. Hasta que hoy te marchaste
Sin decir una sola palabra.
He caminado todo el desierto de mi alma,
Palmo a palmo; se me han olvidado las metáforas.
Recorro gastas monedas en mi bolsillo,
Inútil. Escribo con el suspiro en suspenso.
No sé si esperarte u olvidarte.
Pero sé que es difícil; en un mundo como este
Donde las virtudes se venden en el centro comercial;
Tú fuiste en poco tiempo una alegría
Que no podré esconder en la rutina
De cada mañana. Y cada tarde,
Cuando entre de nuevo a la casa
Tropezaré con la soledad que dejas
Como un viejo saurio abandonado.
Y ya nadie ocupará mis muebles
Ni te veré comer helado entre mis dedos.
Ya te lo dije, este poema no tiene final
Como mi amor por ti,
Y mi soledad poblada de tus recuerdos…
Miguel Ángel Fornerín
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